El rediseño es un asunto bastante serio. No importa lo que haya que rediseñar o rehacer.
Siempre que se habla de rediseño sólo se puede optar por una de dos posturas, manejar un cambio con algunas sutilezas para que el diseño final no resulte ser tan diferente al original, permitiendo cambios en la forma, o está la otra alternativa que es realizar un cambio extremo, que principalmente modifica el fondo, cambiando de manera radical la percepción en la trascendencia, sin que ello signifique agradar al total de usuarios finales, pero sea cual fuere la alternativa por definir, siempre existirán quienes estén de acuerdo y quienes en contra.
La numismática no escapa de esta norma, debido generalmente a que cuando se enfrenta un rediseño de este proceso, lo que se hace está afectando de modo alguno la institucionalidad de estamentos casi intocables y generalmente sagrados en un país como lo puede ser el Banco Central.
En el caso norteamericano, esta situación se da por varios factores, entre los cuales se destacan el alto porcentaje de dinero falsificado en circulación y la necesidad de refrescar la imagen de acuerdo a los cambios políticos actuales entre otros.
Estos cambios visuales son algo más que simple maquillaje o styling para objetos de uso masivo, como es el caso de los billetes que representan la divisa del país del norte, porque de alguna manera se deben conservar algunos de los signos y símbolos con los que son conocidos estos artículos de transacciones monetarias tan hondamente arraigados en el imaginario colectivo.
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1 comentario:
ciertamente es algo complejo, si señor, además en este caso, los criticos seran muchos, mucgisimos, por lo que se hace aun más dificil dar con el diseños adecuado. Saúdos e apertas
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