23.8.09

PORQUÉ NO HAY CERTIFICACIÓN PROFESIONAL EN DISEÑO...?

La NO certificación en diseño (…o la TARJETA PROFESIONAL)

Autor: Traducción y adaptación por Fabio Ernesto Mojica (*)

El presente documento basado en las respuestas a un artículo aparecido en la sección -Sign Off -How Magazine- (Febrero 2002), titulado “Es tiempo para la certificación” (It’s Time for Certification by Lauri Baram), es una traducción y adaptación que pretende exponer las ideas y concepto que replican dicho artículo y que me parece necesario exponer ya que comparto las mismas ideas sobre el mismo.

Hablar de diseño y la certificación del mismo representado en la denominada Tarjeta Profesional es un asunto difícil, aun mas cuando viene de un esfuerzo creativo como el diseño gráfico, así que consideremos varios aspectos:

Primero, el impacto legal: Casi siempre se hace referencia a como la certificación es una necesidad en los campos médicos y legales y de como la misma debería aplicarse al campo del diseño gráfico. Bien, esta no es una comparación aproximada y hacer este tipo de equivalencias no es el mejor camino para sustentar la necesidad de una tarjeta profesional. Estas profesiones tienen un impacto legal para sus clientes (por ejemplo, alguien se muere). En el diseño gráfico no. En el caso de un producto soportado o que integre alguna forma de diseño es muy difícil en ciertos casos determinar por un qué un producto no vendió o fue mas o menos efectivo ¿Era la publicidad del producto, el precio del mismo, el material, la ubicación? Desde un punto de vista legal, no hay ninguna necesidad real para este tipo de acreditación.

La certificación existe como protección a los clientes en campos que exigen a una gran cantidad de conocimiento técnico objetivo en la práctica, incluso a un nivel básico. En la medicina y la ley es igual, si un practicante no sabe ciertos principios, los resultados pueden ser desastrosos. En el diseño, el equilibrio del valor entre el conocimiento técnico objetivo y la creatividad es mucho más vaga, y los riesgos para los clientes potenciales son de lejos menos onerosos.

Hay otro aspecto de fondo a tener en cuenta: sería ideal pensar que todos los diseñadores gráficos tienen un trasfondo educativo fuerte. ¿Pero, es esto obligatorio? ¿Hace esto necesariamente bueno a un diseñador? Quizá, quizá no. Cada escuela tiene su propio plan de estudios o agenda. En este caso surgen varios interrogantes ¿Somos nosotros, la comunidad de diseñadores la que va a crear unos estándares que puedan seguir todas las escuelas? ¿Quién habría de organizar e implementar esto? ¿Más importante aun, quién haría las inspecciones? Todos conocemos a diseñadores que no tienen el entrenamiento formal en diseño, aun así, muchos de ellos se desenvuelven bastante bien en el oficio.

El diseño gráfico, aunque no es categóricamente idéntico al arte, es todavía arte en algún nivel (una forma de arte aplicado) y aunque muchas veces el diseño responde a los deseos caprichosos del cliente, este es finalmente una búsqueda de expresión gráfica.

Y allí es donde yace la raíz del problema, ya que como tal la efectividad de un diseño como forma de expresión no puede medirse. Aun cuando la certificación aumenta las normas profesionales respecto al diseño como negocio, no significa necesariamente que aumentará los estándares profesionales con respecto al diseño en su totalidad, incluso en los aspectos relacionados con la comunicación dentro del mismo.

Tercero, la aceptabilidad: ¿Están buscando los clientes un tipo de certificación asociado al nombre o están mirando el trabajo (o historia de trabajo)?. Las firmas de diseño van a limpiar una oficina de diseñadores no acreditados? ¿Tendría esto en verdad algún impacto? ¿Permitir una certificación voluntaria, que tan eficaz podría ser? Otras profesiones requieren (algunas veces por la ley) la certificación, de otra forma no se puede hacer una práctica profesional. A la larga, los clientes contratarán a quien ellos quieran por diferentes razones, ninguna de ellas asociadas a la tarjeta profesional. ¿A quién le importa? Mi trabajo habla por mí y por mí nada mas.

Mientras la certificación indica sólo un subconjunto de las habilidades de un diseñador, los clientes no entenderán esto. El conocimiento público sobre el diseño es insuficiente, y los clientes considerarán las iniciales después de nuestros nombres como una convicción de habilidad creativa. Esta es la trampa sobre la certificación en diseño: Se proyecta como una medida para aumentar el conocimiento público, pero para que trabaje apropiadamente, el público ya debe tener ese conocimiento. Y si ellos tienen ese conocimiento, entonces no es necesario. El resultado es que esta certificación protege ha aquéllos con la experiencia, pero no necesariamente la habilidad. Así, traiciona la profesión implicando que garantiza visión y talento a clientes que no conocen lo bastante para distinguir entre las muchas facetas del diseño.

La realidad es que el diseño es tanto un negocio como una forma de expresión. Para crecer como profesión, debemos aumentar el conocimiento público de ambos aspectos del diseño. Un programa de certificación representado por la denominada “tarjeta profesional” no reconciliará estas diferencias. De hecho, creo que hará mas en el sentido contrario, astillando las dos facetas de la práctica y disminuyendo la calidad global al minar la dinámica del mercado existente, protegerá a los individuos con la menor necesidad de esa protección, y en su estela, ahogará la dinámica individual y la entrada eficaz al mercado de un cuerpo de talento muy grande.

*Los textos originales son de Scott McMann (Aubut & Nadeau Design Communications – Ottawa) y Spencer Lum (S+K, New York City)

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